Los enormes avances realizados en los últimos años en el campo de la genética nos han permitido descubrir cómo las variaciones genéticas de los individuos influyen en su respuesta ante los diferentes fármacos. Estos avances, combinados con la farmacología, han propiciado la aparición de dos nuevas áreas de estudio: la farmacogenómica y la farmacogenética.
El objetivo de ambas disciplinas es optimizar los tratamientos y crear protocolos que permitan a los médicos decidir cuál es el mejor fármaco y en la dosis adecuada en función del fenotipo de cada paciente. Dicho de otra forma, farmacogenómica y farmacogenética son la base de los tratamientos personalizados, llamados a marcar un antes y un después en la historia de la medicina.
Farmacogenética y farmacogenómica. ¿Cuál es la relación entre genética y farmacología?
La farmacología es la ciencia que estudia la composición y las propiedades de los medicamentos, su acción en los sistemas biológicos y la forma en cómo estos agentes modifican las funciones normales o patológicas a través de reacciones bioquímicas, presencia física o comportamiento físico-químico a lo largo del tiempo.
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la farmacología es la gran variedad de respuestas ante la administración de un mismo medicamento y en la misma dosis. Con el paso de los años, la experiencia clínica ha demostrado que no todos los tratamientos tienen la misma efectividad en todos los pacientes y que las respuestas a nivel de efectividad y toxicidad pueden variar a en cada individuo.
Es en este punto, y gracias a la unión de genética y farmacología, surge el concepto de farmacogenética, una rama de la farmacología que busca entender cómo las diferencias entre genes y su expresión afectan en la respuesta de los organismos a los medicamentos. La farmacogenética estudia la información de los genes (ADN, genotipo y número de copias) para explicar la respuesta a los medicamentos a nivel metabólico (farmacocinética) y a nivel fisiológico (farmacodinámica). El objetivo de la farmacogenética es identificar la eficacia o toxicidad de un fármaco en función de las características genética de cada individuo.
Otro concepto igualmente relacionado con farmacología y genética es la farmacogenómica. La farmacogenómica se encarga de comprender las bases genéticas de una enfermedad para definir nuevas dianas terapéuticas o marcadores moleculares que sirvan para medir y evaluar la eficacia de los nuevos medicamentos. Su objetivo, por lo tanto, es desarrollar nuevos fármacos que permitan poner en marcha tratamientos novedosos más efectivos o mejorar los tratamientos actuales.
Aunque se trata de términos similares, farmacogenética y farmacogenómica no deben confundirse, pues mientras la primera se relaciona con el estudio de los medicamentos la segunda lo hace con el estudio de las enfermedades.
Objetivos de la farmacogenética
Aunque la farmacogenética es una disciplina médica considerada “joven”, ya ha permitido conseguir tratamientos personalizados en algunas áreas como la oncología médica.
Uno de los principales avances de la farmacogenética son los psicofármacos. Los psicofármacos son sustancias químicas que actúan sobre el sistema nervioso central. Debido a esta capacidad, pueden hacer, por ejemplo, que ciertas neuronas varíen su comportamiento o regular la acción de los neurotransmisores. Actualmente, ya sabe respuesta a los psicofármacos está condicionada por las características genéticas individuales hasta en un 85%, lo que permite ajustar las dosis administradas a los pacientes, disminuir sus efectos secundarios y evitar cambios en la medicación previniendo el “ensayo-error” al máximo.
En definitiva, la farmacogenética puede servirnos para:
- Seleccionar a los pacientes que pueden responder bien o mal a un fármaco determinado antes de que le sea prescrito.
- Seleccionar los mejores medicamentos para cada paciente.
- Seleccionar la dosis correcta de un medicamento para cada paciente.
Todo lo anterior se traduce en terapias más rápidas y efectivas, menores riesgos a reacciones adversas y reducción de inversión en tratamientos no efectivos, es decir, ahorro tanto en ensayos clínicos como en medicamentos.
Por otra parte, la Ley General de Sanidad establece a los importadores, fabricantes y profesionales sanitarios la obligatoriedad de comunicar los efectos adversos causados por todos los medicamentos. En este sentido, la farmacogenética facilita la farmacovigilancia, es decir, el seguimiento de los posibles efectos adversos de los medicamentos, una vez comercializados, con el objetivo de establecer una relación beneficio/riesgo de los mismos y suspender el uso de los mismos cuando sea necesario.
Áreas de estudio: presente y futuro de la farmacogenética
Actualmente, los estudios farmacogenéticos se centran en descubrir:
- Enzimas que metabolizan los fármacos.
- Proteínas transportadoras de fármacos.
- Receptores de fármacos.
- Proteínas con efecto indirecto sobre la respuesta al tratamiento farmacológico.
En este sentido, hay que tener en cuenta que la mayoría de avances en el campo de la farmacogenética se han realizado estudiando genes únicos considerados clínicamente importantes. Sin embargo, la mayor parte de las diferencias entre los individuos en su respuesta a los fármacos es multigénica, es decir, que se debe a la combinación de numerosos genes, para lo que habrá que tener en cuenta diferentes dianas terapéuticas. Este es uno de los grandes retos de la farmacología en el futuro.
Por otra parte, y aunque en sus inicios la farmacogenética examinaba las diferencias entre sujetos a nivel individual, el desarrollo de la farmacología con aplicaciones genéticas permite evaluar las diferencias genéticas e incluso la aparición de determinadas mutaciones en poblaciones y subpoblaciones de diferentes orígenes raciales y étnicos, de manera global.
Aunque el camino en este campo de estudio todavía es largo, el objetivo final de la farmacogenética debe ser desarrollar métodos más simples de análisis de ADN y ARN que permitan conocer mejor la genética de cada individuo y la actuación de cada fármaco con el fin de poder aplicar los medicamentos personalizados a la práctica clínica diaria.
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