Aspectos genéticos de la diabetes y la hipercolesterolemia
27 abril, 2018
Diabetes e hipercolesterolemia (“colesterol alto») son dos patologías que afectan a un porcentaje muy alto de la población. Y aunque generalmente sus causas son ambientales, también pueden tener un origen genético.
A continuación abordamos cuáles son los aspectos genéticos de la diabetes y de la hipercolesterolemia y cómo influyen en su aparición.
¿Cuál es la predisposición genética a tener diabetes?
La diabetes mellitus (DM) es una enfermedad metabólica que hace que los individuos presenten niveles de azúcar (glucosa) en sangre elevados (glucemia). Esto se debe a defectos en la secreción o acción de la insulina, una hormona fabricada por el páncreas que permite que las células utilicen la glucosa como fuente de energía. La presencia continua de glucosa es muy dañina y puede provocar alteraciones en nervios, riñones, ojos, corazón y vasos sanguíneos.
Existen dos tipos de diabetes: la diabetes tipo 1 (DM1) y la diabetes tipo 2 (DM2). En la primera el páncreas no funciona. En la segunda, aunque funciona, no produce suficiente insulina o es de baja calidad. Este fallo de funcionamiento puede deberse a factores ambientales como obesidad, mala alimentación y falta de actividad, o tener su origen en un defecto hereditario en los genes PPARG, KNCJ11 y TCF7L2.
Los fundamentos que refrendan la predisposición genética a tener diabetes son:
- Su prevalencia es diferente en distintos grupos étnicos que viven en la misma zona y comparten hábitos similares.
- Aproximadamente el 40% de los pacientes con DM2 tiene al menos un familiar con esta patología. El riesgo aumenta hasta un 70% si ambos progenitores tienen la enfermedad.
- Los familiares de primer grado de pacientes con DM2 muestran alteraciones del metabolismo de la glucosa antes de desarrollar la enfermedad. Además, su sensibilidad a la insulina se deteriora con mayor rapidez que en los que no tienen antecedentes familiares de la enfermedad.
La diferencia en la producción de insulina varía la gravedad de la enfermedad y su tratamiento. De hecho, las personas con DM1 son insulinodependientes (deben inyectarse insulina diariamente) mientras que la DM2 puede “controlarse” o retrasarse con medicación y modificando algunos hábitos de vida.
Causas genéticas del “colesterol alto”
El colesterol es una sustancia cerosa encargada de “construir” nuevas células y que se transporta por la sangre junto con las proteínas dando origen a una lipoproteína. La presencia de colesterol elevada en sangre se denomina hipercolesterolemia.
Antes de abordar los aspectos genéticos de la hipercolesterolemia, debemos diferenciar entre tres tipos de lipoproteínas:
- LDL (lipoproteínas de baja densidad). Transportan el colesterol a los tejidos. La mayor parte del colesterol en sangre es colesterol LDL (c-LDL). Cuanto mayor sea su nivel en sangre, mayor es la posibilidad de que cree depósitos grasos en las arterias y mayor el riesgo de enfermedad cardiovascular.
- VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad). Tienen una concentración de triglicéridos muy elevada y son las lipoproteínas más nocivas.
- HDL (lipoproteínas de alta densidad). Conocidas como colesterol “bueno”, recogen el colesterol de los tejidos y lo transportan al hígado para su eliminación a través de la bilis. En este caso, un nivel bajo de colesterol HDL (c-HDL) aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Al igual que ocurre con la diabetes, el colesterol elevado está muy condicionado por factores externos como la dieta. Sin embargo, la cantidad de colesterol LDL que fabrica el cuerpo y la rapidez con que se elimina viene determinada por los genes.
La hipercolesterolemia familiar (HF) es una prueba de ello. Esta enfermedad genética se caracteriza por presentar niveles plasmáticos anormalmente elevados de cLDL debido a la mutación del gen LDLr. Recientemente se ha observado que otros genes (APOB, PCSK9 y LDLRAP1/ARH) también intervienen directamente en el desarrollo de esta patología que, entre sus principales consecuencias, se relaciona con enfermedad coronaria prematura.
Se calcula que una persona con HF tiene un 50% de probabilidades trasmitirla a su descendencia. Para mantener los niveles de LDL, el gen cLDL materno y paterno deben ser normales. Si se hereda un gen normal y otro defectuoso, se produce una hipercolesterolemia, que provoca que los niveles de colesterol en sangre aumenten el doble de lo normal. Si se heredan ambos genes defectuosos (algo menos frecuente pero más grave), los niveles de colesterol “malo” pueden situarse hasta 4 veces por encima de los índices normales.
Diabetes y colesterol alto: qué es la dislipidemia diabética y por qué se produce
Las personas diabéticas, además de experimentar trastornos del metabolismo de la glucosa, también presentan cambios en su patrón de lípidos séricos (lípidos en la sangre) que puede originar aterosclerosis, una variedad de la arteriosclerosis caracterizada por el depósito de sustancias grasas en el interior de las arterias. De hecho, el daño vascular aterosclerótico es una complicación habitual en los diabéticos y constituye un importante riesgo porque puede derivar en un ataque cardiaco o en un accidente cardiovascular.
La dislipidemia (elevación anormal de concentración de grasas en la sangre) más común en personas con diabetes es la hipertrigliceridemia (exceso de triglicéridos), que se presenta tanto en pacientes con diabetes tipo 1 como en pacientes con diabetes tipo 2. En el caso de la DM1, la deficiencia aguda de insulina produce un aumento rápido de la movilización de ácidos grasos de los tejidos periféricos hacia el hígado, lo que aumenta la formación y liberación de la lipoproteína de muy baja densidad (VLDV) en este órgano. En el caso de la DM2, la presencia de insulina insuficiente o defectuosa en el hígado aumenta la formación y la liberación de VLDL, por lo que también se detecta este aumento de lipoproteínas de muy baja densidad en la sangre.
La frecuencia de trastornos cardiovasculares en personas diabéticas es mayor y resulta más letal que en el resto de la población. De hecho, la llamada la dislipidemia diabética es en realidad una dislipidemia insulinorresistente que afecta al 20%-25% de la población. Por eso, en ocasiones, a los pacientes diabéticos se les trata como si ya hubieran sufrido un episodio cardiovascular, ya que tienen una alta probabilidad ser portadores de una enfermedad aterosclerótica subyacente.
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